El dolor cumple una función fundamental en nuestro cuerpo, informándonos de que algo no va bien, y por eso es muy importante realizar un buen diagnóstico médico antes de intentar suprimir o modificar la sensación dolorosa, sea de forma psicológica o farmacológica.
La experiencia dolorosa tiene dos dimensiones principales: sensorial y afectiva. Cada una de ellas tiene su contribución a lo que se experimenta de forma global como dolor, incluso cuando la persona no es capaz de reconocer estos aspectos de forma separada.
La componente sensorial del dolor proporciona información básica de la localización y de la calidad, por ejemplo, si es un dolor fuerte o débil, si es continuo o intermitente, si es punzante, abrasador, etc. El componente afectivo tiene que ver con el sufrimiento psicológico, con la preocupación que nos causa ese dolor.
No existe correspondencia entre estos dos componentes. Por ejemplo, el dolor del parto puede ser muy intenso pero quizás no provoque el mismo grado de sufrimiento que un dolor de cáncer menos intenso pero más duradero y con otras implicaciones.
Hipnosis y dolor
Numerosos estudios e investigaciones científicas han demostrado la eficacia de la hipnosis para reducir o eliminar el dolor y aliviar el sufrimiento de los pacientes.
En el ámbito médico es el área de tratamiento del dolor donde la hipnosis cuenta con una mayor aceptación y utilización, especialmente cuando se trata del crónico o recurrente. La hipnosis ha demostrado su eficacia en aquellas dolencias o síndromes dolorosos en los que los tratamientos normales no consiguen resultados apreciables o permanentes, como son, por ejemplo, la fibromialgia o los dolores neuropáticos, frecuentes en pacientes con cáncer.
Estudios realizados en los últimos años sobre la utilización de la hipnosis en el alivio del dolor, establecen que la hipnosis ofrece unos efectos analgésicos de moderados a altos para numerosos tipos de dolor, confirmando el criterio que se exige en medicina para “un tratamiento bien establecido” en esta área.
La hipnosis en medicina
La utilización de la hipnosis en medicina, y en concreto en el área del dolor tiene una larga historia, en la que se pueden destacar los casos de los cirujanos ingleses J. Esdaile y J. Elliotson que realizaron numerosas operaciones de cirugía mayor en el siglo XIX con la hipnosis como único anestésico, reportando además como beneficio adicional de la utilización de la hipnosis la reducción espectacular del número de infecciones y muertes postoperatorias, muy frecuentes en aquella época.
No podemos olvidar mencionar al premio Nobel español, D. Santiago Ramón y Cajal, que fue un destacado practicante y defensor de la hipnosis para usos médicos y psicoterapéuticos, y que utilizó utilizó la hipnosis como analgésico eficaz en los dos últimos alumbramientos de su mujer. En el siguiente link del Instituto Cervantes, se puede consultar el artículo original publicado por Santiago Ramón y Cajal, en la Gaceta Médica Catalana, el 31 de agosto de 1889:
Como ejemplo de la investigación actual sobre la utilización de la hipnosis para el tratamiento del dolor se puede citar la llevada a cabo por Montgomery, DuHamel y Redd (“A meta-analysis of hypnotically induced analgesia: How efecctive is hypnosis”. Int J Clin Exp Hypn 2000; 48: 138-53.). En este estudio, se llevó a cabo un meta-análisis de 18 artículos, analizándose los resultados de 933 participantes.
El tipo de dolor que presentaban era de muy diversa índole, tanto agudo (cold pressor test, procedimientos radiológicos, …), como crónico (oncológico, cefaleas, …). Los resultados indicaron que la hipnosis aliviaba el dolor al 75% de los sujetos. La Asociación de Médicos Americana (AMA) publicó en 1996 una declaración emitida por un comité experto de los National Institutes of Health (Seguridad Social de EEUU) en la que se afirmaba que había “una fuerte evidencia de alivio de dolor por medio de la hipnosis en pacientes con cáncer”.
Autor: José Cava
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